Todos tenemos malos dias. Por mil motivos. Dias en los que, a pesar de haber empezado bien, todo se va acumulando y en cuestión de horas, tu ánimo cambia, tu cambias, y por supuesto, todo lo que te rodea, la gente que te acompaña, cambia. ¿O no?
Mi dia ha empezado muy bien. He desayunado, me he duchado, he salido a mirar un par de cosas, y aunque el clima no acompañaba, no me ha importado en absoluto. La crisis golpea duro, y sin embargo, mirarla unos segundos hace que se me olviden todos los males, y que, tras la oscuridad, vea algo de luz. Lo suficiente para animarme, lo suficiente para tener fuerzas de luchar por un futuro.
Pero, no todo ha seguido tan bien. El dia se ha ido torciendo, al principio iba aguantando el tipo, pero cuando te das cuenta, de que, cargues lo que cargues, hay gente que siempre querrá echarte mas peso encima, llega un momento en el que no puedes esbozar ni esforzar un sonrisa, que ya todo da igual, que solo esperas que todo pase, y que, la persona que tienes al lado, sepa apoyarte y quiera hacerlo.
Y es aquí donde, ya de por sí una tarde mala, empeora un poco mas. Y lo sigue haciendo. ¿Cuando parará? Espero que pronto. Realmente no ha hecho nada malo. Simplemente, que en dias como hoy, eso de "lo poco gusta, lo mucho cansa" llega mucho antes. Y es justo eso lo que ha pasado. Una broma, vale, dos, también, pero cuando llevas varias seguidas, y tu cabeza está como está, termina cansando. Y entonces uno deja de reirse. Y la otra parte intenta animarle, con mas bromas. Y tu cada vez sonries menos, y cada vez hablas menos. Hasta que la vuelta a casa se convierte en un largo, tedioso, monotono y tenso andar, calle por calle, hasta casa.
Y en casa, preguntas. ¿Que te pasa? ¿Estas bien? y tu, que no tienes ganas de nada, intentas sacar una sonrisa de donde no la hay, respondes "nada", "si", y a seguir.
Y llegas a este momento, ella también deja de hablar, ella también deja de sonreir, ella pasa de todo, se queda un rato mirandote, imagino que preguntandose que habrá pasado para que esté como estoy. Y cuando vé que yo no voy a hablarle, que no voy a contarle nada, se duerme.
"No voy a contarle nada". Luego le pido que me cuente lo que se le pasa por la cabeza. Dice que me va a herir. Que no, que no va a hacerlo. Que no quiero saberlo. Y es en estos momentos en los que me doy cuenta de que puede ser cierto. Porque si le contase las cosas que se me pasan por la mente, me tomaria por idiota, o peor aún, se sentiria tan traicionada, que todo se estropearia, y vete a saber cuando vuelve a su cauce. Ni hablar de si vuelve a ser lo que era.
Cariño, mi niña, mi amor, mi vida... Te escribo desde aquí, porque sé que vas a leerme. Perdoname. Perdona por haber estado tan serio durante toda la tarde, perdona por no haberte dicho nada, por haberme comportando tan "raro", por haber estado "ido"... No es culpa tuya. Creeme. No es culpa tuya. Te quiero, y agradezco todos tus intentos por hacerme sonreir y por hacerme relajarme, pero en ocasiones, no sirven de nada, como hoy.
Piensalo así, si estás en una terraza a 24º, un grado más no supone nada, pero en un sauna a 80º, puede ser mortal. Esa es mi situación ahora mismo. Y verte como te veo, distante, sin hablar, cuando necesito que me des una colleja y me sonrias, no hace mas que dolerme y cargarme con mas peso.
No sé cuando leerás esto, pero hazme un favor, dame una colleja. Y nunca olvides que te quiero. Lo eres todo en mi vida, por desgracia, también la que paga los platos rotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario